Las manos pequeñas en mediana manera, de dulce carne acompañadas; los dedos luengos; las uñas en ellos largas y coloradas, que parecen rubíes entre perlas.
Pero de un misterio tratado con rigor y objetividad, junto a unas evidentes aptitudes naturales (característica voz, look setentero con luengas barbas, templanza de imagen).
Solíais traer vuestras ropas, unas más luengas que otras, arrastrando por el suelo, vuestro bonete y hábito eclesiástico, vuestros mozos y mula reverenda.